Esta semana dedicamos el espacio de la radio para hablar sobre el cambio de hábitos saludables. De lo que acompaña el cambio, cuál es el mejor momento para hacerlos, cómo hacerlos…
El mundo en el que vivimos nos está llevando a un estilo de vida que nos lleva cada vez más a adoptar un estilo de vida que a menudo va en contra de la salud. Tenemos que apostar por hacer un cambio de dirección y promover nuestra salud, que a menudo dejamos en segundo plano. Cuidado, no estamos hablando de dieta, sino de hacer cambios en nuestra vida diaria que nos lleven hacia esta dirección de salud. Este cambio de terminología es importante, porque si nos fijamos, en muchas ocasiones hemos interiorizado el concepto de dieta como negativo, que implica sacrificios, sufrimiento, prohibiciones, hacer cosas que no queremos. Es decir, todo sensaciones negativas. Y precisamente todo lo que lograremos con un cambio de hábitos, que sí, incluye un cambio de dieta, en la forma de comer, será un cambio hacia mejor sin duda alguna.
Debes de informarte bien, coger la responsabilidad de saber qué puedes cambiar y ver que este cambio está en sintonía con el cambio de hábitos saludable, para tener éxito en el cambio. Es decir, fuera el concepto de alimentos prohibidos, de renunciar a lo que te gusta comer, de reducir tu vida social, pero tenemos que buscar y descubrir nuevas alternativas más saludables, como otras formas de cocinar o combinar alimentos y ¿por qué no? buscando o proponiendo otras alternativas más saludables y que quizás no las contemplabas, en el menú del restaurante donde sueles ir o en los lugares donde te reúnes para cenar el fin de semana. Hay más opciones, ¡pero tienes que buscarlas!
El momento ideal para hacerlo, por desgracia no existe, nunca encontrarás el momento perfecto, a menos que ya sea demasiado tarde y ya tengas alguna molestia o realmente el cuerpo ya lo ha cronificado. ¡Así que no esperes más y reacciona! Anticípate a posibles afecciones intestinales, malas digestiones, deposiciones explosivas o períodos de estreñimiento. Así que empieza a escuchar tu cuerpo. ¡Lo leíste bien! El cuerpo nos habla, pero no lo escuchamos, estamos acostumbrados a poner parches a las señales que nos envía. Como es el caso de la digestión, a menudo no prestamos atención a la digestión, sólo cuando tenemos síntomas agudos. Tomar un antiácido o alguna infusión para ayudar a la digestión, en el mejor de los casos, es normal, en lugar de analizar lo que hemos comido e identificar lo que puede habernos sentado mal. Y todo viene desencadenado, en muchos casos, por el estrés al que estamos sometidos día a día, a las preocupaciones del trabajo u otras razones que nos llevan a posponer nuestra salud. Sin darnos cuenta de que, si escucháramos el cuerpo, estaríamos mejor, tanto por dentro como por fuera, y tanto física como mentalmente.
De toda esta teoría, todos somos cada vez más conscientes, pero el problema de muchos es ponerla en práctica. Es hora de poner conciencia, decidir poner fin al descuidarse y abrirse a una era de cambios, pero sin perder la esencia de cada uno, gustos culinarios, disfrutando de la comida, pero sin culpa y sobre todo recuperando la salud. Reeduquemos nuestro paladar a partir de alternativas saludables.
Cuida tu cuerpo, porque es el único lugar que tienes para vivir.
Cuidemos el cuerpo porque necesitamos cuidarnos y amarnos, pero también cuidemos la mente, porque no hay un cuerpo sano sin una mente sana. Y hagámoslo desde la necesidad y desde la responsabilidad de nuestra propia salud. No porque cuidarse sea una moda. Las modas van y vienen, la salud también puede hacerlo, no la dejes ir. Toma consciencia.
Para los motores, priorízate, busca motivaciones que te lleven a adoptar este cambio de hábitos.
Motivaciones reales, vitales, que sean potentes para seguir, porque todo es empezar. Por pequeño que sea el cambio, muy rápido disfrutarás de los beneficios y esto se sumará a la motivación inicial.
Quiero hacer un inciso en esto, y es que el perder peso no tiene que ser una motivación, sino que será una consecuencia de haber implementado algún cambio.
El hecho de poder subir unas escaleras sin ahogarse, ir de excursión y disfrutarlo sin pensar en cuándo llegarás, jugar un partido de fútbol con amigos y poder terminar el partido… Todo esto es una motivación saludable.
Si tienes hijos qué mejor manera de educarlos desde una edad temprana, aunque nunca es demasiado tarde, enseñándoles que debemos dar importancia al estilo de vida que llevamos y que esto debe ir acompañado de salud.
Comencemos con pequeños cambios, no es necesario que, de un día para otro, hagamos cambios radicales si no te ves con fuerza o ganas. Pero sí empieza por hacer alguno. Cambiar la pasta blanca a 100% integral, cambiar de pan blanco a pan 100% y de calidad, reducir la dosis de azúcar por un mayor consumo de fruta, reducir la cantidad de proteína y aumentar la de verduras, … Estos son cambios que puedes empezar a hacer. Poco a poco, sin darte cuenta, se habrán instaurado en tu rutina. De lo que sí te darás cuenta, es de los beneficios que te ha aportado el hacerlos. Mejores digestiones, con más energía, más regularidad en las deposiciones, etc.
¡Consiste en empezar! Pero no lo enfoques como una lucha, porque no lo es, es una transición, un cambio de bando. Concéntrate en ello positivamente, cambia los hábitos que te han llevado a descuidarte y que ahora tú has decidido poner remedio.
Tenemos que ser pacientes, pero con los adultos y con los más pequeños, porque todos los cambios al inicio cuestan, pero cuestan por qué es a lo que estamos acostumbrados, es sacarnos de nuestra zona de confort. Por tanto, hagamos estos cambios con paciencia y respeto, sin forzarlos, todo lo contrario, encontrando las motivaciones de las que hemos hablado e involucrando a los mayores y pequeños de la casa. ¿Con qué cambio podríamos empezar? ¿Decidimos juntos qué hacer? Podríamos decidir cómo comer esas espinacas hervidas que no nos gustan y tal vez probarlas crudas en una ensalada con pipas y salsa de tajine.
No es necesario enmascarar los platos, cremas de mil y un vegetal, para conseguir que los más pequeños, y los adultos, coman variedad de verduras. Es mejor conocer los sabores de las verduras, en sus diferentes elaboraciones, juguemos con las opciones que nos dan los tipos de cocción o crudas o fermentadas.
No necesitas hacer platos espectaculares, de estrella Michelín que nos llevan horas y horas de elaboración, si no quieres hacerlo, busca la simplicidad de los platos, hazlo fácil.
Hoy en día nuestros hijos hacen almuerzos y cenas, que entre los comedores escolares y la implicación que ponen los padres en casa, todavía son lo suficientemente equilibrados, pero tenemos que cuidar de los desayunos y las meriendas. Hoy en día me hago cruces de los azúcares y procesados que se dan en estas comidas. El daño que la industria está haciendo a través de las campañas de marketing y la promoción de calorías vacías, productos muy pobres, nutricionalmente hablando, cada vez se hace más evidente.
Optemos por el pan de calidad, fruta variada y ¿por qué no?, a las sobras de una cena o almuerzo para un desayuno o una merienda. Unos nuggets de coliflor y judías blancas son buenos para la cena y para el desayuno del día siguiente.
La comida de calidad es también un hábito saludable, alimentémonos de alimentos frescos, de temporada, locales y siempre que sea posible, orgánicos. Estamos rodeados de “alimentos” procesados, productos que se comen rápido, “baratos” para el bolsillo, pero no para la salud a largo plazo. No nos dejemos engañar y prestemos atención en lo que compramos.
No podemos pasar por alto el consumo de agua cuando hablamos de hábitos saludables, porque también tenemos la mala costumbre de hidratarnos con bebidas azucaradas cuando hacemos deporte, o zumos artificiales como alternativas en una comida, o bebidas carbonatadas para refrescarnos. No necesitamos todo esto, hidratémonos con agua natural y productos frescos, que tienen mucha agua.
Y no podemos terminar el post de hábitos saludables sin hablar de la importancia de hacer ejercicio físico, tan importante es practicarlo como lo es el comer saludablemente. Movámonos, aunque sea para salir a andar todos los días. El cuerpo y la mente nos lo agradecerán.
En resumen, se trata de tomar las riendas de nuestra salud y decidir iniciar cambios, dar el primer pasito, llevar a cabo los cambios para dar paso a la aparición de los beneficios a corto plazo. Tú lo notarás y tu cuerpo te lo agradecerá.
¡Escucha tu cuerpo y bienvenidos los cambios!
Puedes volver a escuchar el programa en el siguiente enlace:
https://www.novaradiolloret.org/la-llista-el-millor-de-la-setmana-del-2-al-6-de-novembre-2020/